La desidia mando este espacio
virtual al olvido ya demasiado tiempo, es hora de retomar el gusto por la
escritura, aunque sea un poco, quizás de esta manera mi nueva casera deje de
quejarse sobre el don que cree estoy desperdiciando.
Haciendo un resumen de los años
perdidos:
Fui a estudiar uno de ellos en Barcelona, en la escuela de
pastelería de Espaisucre, una muy grata experiencia de la cual me dejo con no
solo conocimientos de mi ramo, sino también con nuevas amistades y gratos
recuerdos.
Me titule, de hecho recientemente,
finalmente deje de postergar y aterrice los papeles que habían quedado en el
limbo.
Experiencia profesional: Aun 0
Ofertas importantes de trabajo:
Una, en Canadá, pero un accidente resiente me tendrá una temporada en terapia
de recuperación de mi tobillo izquierdo por lo que dudo mucho pasar de la
segunda ronda de entrevistas.
Si mi abuela materna siguiera en
este plano de existencia ya me habría repetido que “parezco húngara” y que vivo
como “judío errante” desde que regrese de España no he pasado mas de un mes
seguido en el mismo lugar, saltando normalmente entre casas de amigos y
familiares, actualmente resido en casa de una prima, Xóchitl, quien amablemente
me abrió las puertas de su casa, no es que no tenga un lugar a donde regresar, sé
que mis padres y mi hermano me esperan con las puertas del hogar abiertas, pero
este año no será, el tratamiento decidí tomarlo en Puebla ya que fue el lugar
del accidente.
Antes de titularme, a inicios del
mes de junio para ser exactos, termine mi relación de 5 años con Roberto, no
por falta de amor, no por alguien mas, ya eran demasiados detalles que no hace
falta mencionar.
A ratos triste, otros melancólica,
unos felices, mi lema por ahora es “un día a la vez” quizás el amor no sea una adicción,
pero es la manera que encontré para sobrellevar la ruptura.
Quizás perdí toda razón,
Ya que por mi propia mano
Rompí más de un corazón
Primero el de mi amado
Y luego mi perdición.