lunes, 1 de abril de 2013

Jugar a ser Dios.



No es realmente una herejía, sino un gusto de muchos procesos creativos, en especial de la escritura. Se crean mundos, paisajes y entes que los habitan, si bien en muchas ocasiones se toma prestado parte del entorno propio hay otras donde es la imaginación la que da forma a lugares sin igual nunca vistos por el ojo humano, el autor entonces se convierte en una deidad creadora para sus personajes los cuales viven, muren, sufren y aman a capricho de este. Por lo tanto no es raro escuchar a decir a los mismos que “matan a un personaje en x capitulo” cuando hablan de su trabajo, si bien en la obra no es el autor el que perpetra el acto despiadado, es él quien giró los engranes de la historia para llegar a aquel trágico desenlace.
Si no puedes vivir en un mundo mágico donde las cosas suceden a tu gusto ¿Por qué no lo creas? Fomentando así los sueños de algún incauto que tenga el tiempo de leer tus palabras.

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